entrevista a Gabriel Carpintero: ¿Qué es filosofía?
Alejandro Rojas: Buenos días Gabriel. En primer lugar quiero felicitarte por tu reciente titulación, y
darte mi enhorabuena por haber sabido pasar por este departamento dejando huella. Me gustaría
conocer tu opinión sobre la licenciatura de filosofía en Málaga. Después de estos años como
estudiante ¿podrías contarnos en pocas palabras tu impresión sobre ella?
Gabriel Carpintero: Personalmente he disfrutado mucho estudiando la carrera de filosofía en
málaga. Los alumnos siempre nos quejamos de los profesores, las instalaciones, los precios de la
cafetería, la diligencia de los conserjes... pero lo cierto es que a nivel de formación la licenciatura de
filosofía de la Universidad de Málaga es bastante buena... y lo digo comparando con mi fugaz
estancia en el extranjero, donde disponíamos de magníficas instalaciones pero el nivel de formación
era bastante flojo. Mi experiencia ha sido muy positiva y me ha servido para aprender mucho,
conocer a mucha gente, hacer muchas cosas que no habría podido hacer fuera del marco
universitario... en fin, sólo hubiese faltado que se nos rifasen a los filósofos recien licenciados en el
mercado laboral y esto habría sido ¡jauja!.
Alejandro Rojas: Sí, las posibilidades laborales que abre la licenciatura es un asunto que viene
persiguiendo desde hace tiempo al departamento. Y aunque en principio el objetivo del
departamento es formar filósofos, las escasas posibilidades laborales que
abre neustra licenciatura, ha provocado que muchas voces, incluso dentro del departamento, pidan
cambios en los programas docentes para remediar este estado de las cosas. Sin embargo, me
sorprende que ninguna voz arremeta contra una sociedad que, a pesar de contar con gente
preparada, no se acerque a la Universidad para servirse del saber. Quizás en nuestro caso concreto el
problema sea que la filosofía, y su virtud (la prudencia), parece ser una disciplina que prerara a las
personas para que sean buenos gobernantes (no ya del estado, sino el buen gobierno y dirección de
los asuntos en general), y no se ve muy bien en qué tipo de casos alguien pudiera estar interesado
en pedir "buen juicio". No sé que pensarás de esto que digo, quiero decir, igual no piensas que el
juicio prudente es la virtud del filósofo, e igual tampoco estás de acuerdo en que es la sociedad la
que parece haber dado la espalda a la filosofía, y no la filosofía a la sociedad.
Gabriel: Disiento en varios aspectos. Para empezar, nunca he creído que la universidad sea una
factoría de trabajadores. He escuchado a muchas personas quejarse de que la facultad no les ha
preparado para la vida laboral posterior, para los trabajos reales... ¡Por supuesto que no! La
universidad es una institución dedicada a distribuir conocimiento, no a suministrar capital humano
especializado a las empresas públicas o privadas. En la universidad uno aprende las bases de una
disciplina, se nos anima a que consigamos autonomía intelectual, a que seamos capaces de aprender
por nosotros mismos. Ese es el gran reto de la universidad, crear individuos intelectualmente
autónomos, que sean capaces luego de asimilar cualquier conocimiento de su área específica de
saber y aprovecharlo en el complejo mundo que nos rodea para sobrevivir dignamente. A veces el
mundo no demanda esos saberes en concreto, como puede ser el caso de la sabiduría filosófica...
pero sin embargo sí que demanda crecientemente las habilidades de razonamiento crítico,
discernimiento, capacidad de argumentación e investigación que requiere la formación del estudiante
de filosofía. El otro aspecto en el que no estoy plenamente de acuerdo contigo es en que la prudencia
sea la virtud del filósofo. Quizás sea por el agrado que me produce construir inestables e
inverosímiles argumentaciones que desmonten las ideas de los demás (desbaratando muchas veces
las mías propias), o simplemente por mi irreverente gusto por llevar sistemáticamente la contraria...
he acabado pensando que la virtud del filósofo no es el juicio prudente sino el Juicio Osado.